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InspirArte: el proceso creativo como herramienta de vida

Actualizado: 14 feb

Hace poco tuve la oportunidad de dar una charla a jóvenes de ESO y Bachillerato. La idea era presentarles un abanico de experiencias vitales y/o laborales para inspirarles en ese momento tan clave de su vida.


Y es que a esas edades, por un lado están atravesando la etapa tan delicada de la adolescencia y por otro ven asomar el futuro del adulto en el que se van a convertir.


Recordemos que desde el punto de vista neurológico, la adolescencia es un momento de deconstrucción y reconstrucción de caminos neuronales. Patrones y comportamientos de la etapa de la niñez dejan paso a los de la edad adulta. Esta transición, a parte de ser brutal, se queda a la vez con momentos de vacío. Es decir que un comportamiento adquirido puede desaparecer de repente sin ser inmediatamente remplazado por otro. Imaginaos el caos y la confusión que eso puede generar...


Además, en ese gran caos en el cuál un@ casi no se reconoce, se le pide tomar decisiones vitales para su futuro.


Me pareció una gran responsabilidad compartir un mensaje con estos jóvenes y entonces me metí en la piel de mi "adolescente interior", y me imaginé lo que me hubiera gustado que le dijera mi Yo actual.


el proceso creativo como herramienta de vida

Así que les conté...


Les conté cómo en mi infancia, rodeada de violencia, el arte me proporcionó refugio. Me conectó con una parte dentro de mí que rellené de belleza para compensar la parte que se llenaba de horrores y donde quedarían encerrados muchos años mi dolor y mi rabia.


Les conté el desarraigo en la adolescencia, y cómo el arte me había permitido hacer crecer mis propias raíces. Y por muy diferente que sea la historia de cada un@ en la adolescencia, nos encontramos.

Compartimos un momento vital con varios desafíos comunes: llegamos a esta edad con creencias ya establecidas. Creencias que nos llegan de nuestras familias, de la sociedad, y que en la etapa de la infancia hemos integrado cómo verdades absolutas.


¿Quien soy? ¿Qué quiero?


¿Cómo contestar estas preguntas? si no tengo respuesta a la primera. ¿Qué parte de mí es mía y cuál es la que creo que debería ser?


El caos cerebral de la adolescencia es un terreno fértil al cambio, con todos los riesgos y oportunidades que eso conlleva.


Hoy en día, la necesidad de complacer a nuestros coetáneos (necesidad dictada por el cerebro) está amplificada por la presencia de las redes sociales. Donde antes nos conformábamos en gustar y complacer a un círculo restringido de amigos, ahora tenemos que gustarle al mundo entero, y con referencias absolutamente inalcanzables.


Para encontrarse en medio de este huracán tenemos herramientas (ver artículo SanArte). Una de ellas -y la más versátil- es el proceso creativo. Porque nos ayuda a conectar con nosotr@s mism@s, nos ayuda a responder la pregunta de "¿Quién soy?", y nos ofrece una referencia de cómo estamos cuando somos nosotr@s mism@s, sin contaminación del mundo exterior.


Nos conecta con nuestro deseo. Hablemos de Deseo, con un D inmenso. Esta palabra tan bella que demasiado a menudo reducimos al fuego de la sexualidad. Esa es sólo una de sus facetas. Antes de todo, el Deseo es motor. Es esta fuerza que nos hace integrar nuestros reflejos primitivos cuando de bebés estiramos la mano para coger la pelota y, más adelante nos levantamos para caminar, llegar más lejos, explorar el mundo. Para mí, el Deseo es la expresión de nuestra parte divina, nuestra espiritualidad y nuestra conexión con el Mundo en todas sus formas (es mi creencia elegida, la que me hace feliz).

Mi experiencia con el proceso creativo es muy vivencial, entro en ello desde cualquier estado de animo y me permite las emociones, me acompaña en ellas y me permite salir de ellas también, volver al mundo con una mirada calmada, renovada.


Es una herramienta de autoconocimiento, y es así como la vivo y la comparto. Una obra, una vez acabada, es solo el recuerdo de un proceso potente.


Entonces en la etapa de la adolescencia, cuando much@s sentimos que aún no podemos tomar decisiones vitales importantes, el proceso creativo nos proporciona esta conexión a nosotr@s mism@s, cómo semillas enterradas en la tierra bajo la nieve en invierno y que sin ninguna duda florecerán en la primavera de nuestro futuro.


Cuando, con 18 años, sentí que podía/tenía que empezar a tomar decisiones importantes, decidí volver a estudiar en el Líbano. Esta opción no se me ocurrió a mí, me la propusieron mis padres, y el alivio que generó en mí me hizo darme cuenta que mi mundo era más grande de lo que pensaba, y que se abría delante de mí.

Por supuesto elegí estudiar... Economía... esa no la veíais venir, ¿a que no?

Hasta el día de hoy no puedo completamente desenredar las razones que me llevaron a esta elección. No sé si fue una decisión consciente y coherente o una decisión responsable, la verdad es que me sigue pareciendo interesante entender el funcionamiento del mundo, y puedo decir sin ninguna duda que me aportó herramientas que me permitieron montar negocios en los ámbitos que más adelante resultaron ser de mi interés. TODO está conectado.


3 años más tarde, con una licencia bajo el brazo y la constatación de que el Líbano ya no albergaba todas las esperanzas que puse en él, me fui a hacer un máster de Marketing Management en Guildford (Reino Unido). Mi primer día en un campus rodeada de estudiantes venidos de todos los rincones del mundo fue una revelación. En un lugar dónde nadie me conocía, dónde las expectativas culturales no se aplicaban, tuve una oportunidad increíble de ser quién quería ser, dejar caer la máscara y ser yo misma. Este año fue una experiencia increíble y una liberación para mí.


De vuelta a Francia, mi amor por los idiomas me llevó a seguir un curso de italiano, por el puro placer de poder cantar esas palabras. Y eso me llevó a la siguiente etapa que marcó mi relación con los conceptos de suerte y de casualidad.

No quiero perderme en los detalles, pero resumiendo, pocos meses después de hacer el curso de italiano, me llegó un anuncio de Fiat. Acabé trabajando 3 años en Turín y, cuando esta experiencia ya no me traía tanta satisfacción cómo me hubiera gustado, tuve la oportunidad de viajar de mochilera durante un año y medio alrededor del mundo.

Suerte, definitivamente, pero también hay que valorar el poder de la palabra. Muchas oportunidades surgieron a raíz de verbalizar un deseo delante de personas que, en otro momento me tuvieron en mente. Como la compañera del curso de italiano que me reenvío el anuncio de Fiat y me hospedó en Paris mientras pasaba el proceso de selección. O como este amigo, que al ver mi poco ánimo respecto a la situación en mi trabajo, me habló de una amiga suya que había dado la vuelta al mundo.

La Suerte es saber lo que quieres o no quieres, poder verbalizarlo Y ser capaz de ver las oportunidades que se presentan a ti en el momento oportuno. TODO es posible (o por lo menos mucho más de lo que solemos creer).


También les conté que un día decidí volver a Europa, que elegí España y que las circunstancias me ofrecieron un trabajo glamuroso en el mundo de la relojería de lujo. Lo agradecí, me asenté y a los tres años, una bonita mañana de primavera, sentada en mi despacho adornado de fotos de mis viajes, miré al cerezo en flor desde mi ventana y supe, claro como el agua, que esta etapa de mi vida también se había acabado.

Había llegado el momento de escuchar a mi niña interior que ya no se contentaba con las pinceladas de las vacaciones y de los hobbies y que quería vivir plenamente su razón de ser.


Para escuchar mejor a esta niña tuve que emprender un viaje hacía dentro que me llevó a una nueva serie de experiencias vitales y laborales hasta llegar aquí hoy.


Además, el proceso creativo es una escuela de vida. Nos permite relativizar, probar, experimentar, fracasar, jugar, redireccionar y sobretodo alimenta nuestra creatividad. Y cuando un@ nutre su creatividad, la puede trasladar a todos los aspectos de su vida y encontrar una multitud de caminos para llegar donde quiera.


el proceso creativo como herramienta de vida

Los que les quise transmitir es que el viaje de una vida no son railes sino caminos; que si un@ está conectad@ consigo mism@ es muy difícil que tome una decisión totalmente equivocada; y que de alguna manera todas las experiencias de su vida acabarán conectándose como las piezas de un maravilloso puzzle.


Os deseo una excelente semana llena de alegría.


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